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domingo, 23 de agosto de 2020



SEMANA MUNDIAL DEL AGUA, DEL 23 AL 28 DE AGOSTO




En la civilización asirio-babilónica, al médico se le llamaba “azul”, el que conoce las aguas y en las primeras muestras de escritura (3.500 a de C)  ya vienen reflejada la utilidad de diferentes plantas y aguas para el cuidado de la salud. La vida del hombre ha ido unida al uso del agua y las plantas y no hay cultura que se haya desarrollado fuera de estos recursos. Son muy numerosas las citas históricas sobre las virtudes del agua de mar (Eurípides 480-406 a de C: “El mar cura todos los males de los hombres”), algunas dotadas de un importante simbolismo.

El uso del mar como elemento terapéutico es tan antiguo como la propia humanidad. Plinio el Viejo (ca- 23-79) en su Historia Natural, Libro XXXI,33,  menciona la “thalassomeli”, bebida compuesta por agua de mar, agua de lluvia y miel, que dejada reposar durante un tiempo, era útil para aliviar el vientre sin provocar molestias. La sal se ha considerado en el mundo antiguo como uno de los elementos indispensables para el tratamiento de enfermedades. También se aventuró a indicar que: “Un sextario de sal por cuatro de agua tiene el poder curativo y las características del agua de mar más salada. Pero se considera más razonable mezclar la medida de agua antes indicada con ocho ciatos de sal  porque así calienta los nervios y no irrita el cuerpo”.

No fue hasta que a principios del siglo XX René Quinton (1866-1925), reparando en la similitud fisiológica del agua de mar y el plasma sanguíneo de los mamíferos le llevó a proponer que tal vez sustituyendo el plasma sanguíneo del enfermo por agua de mar (“plasma marino”) debidamente tratada, se podrían curar determinadas enfermedades. La obra de Quinton, junto a las de Jarricot, Robert Simon, Lacheze o Mace, se basan en el principio de la regeneración del medio interno empobrecido, por medio de agua de mar purificada. Esto da como resultado una composición equilibrada y completa, con el fin de permitir que se reconstruya sistemáticamente el medio interno, las células y por lo tanto restablecer la homeostasis.

El trabajo de Quinton y sus colaboradores se ocupó de varios tipos de trastornos cutáneos, astenias neurovegetativas, anorexia, caquexia, la diarrea infantil aguda, deshidrataciones profundas, gastroenteritis, tuberculosis pulmonar, el cólera o el tifus. Los resultados que se obtuvieron a partir de los descubrimientos y el trabajo de estos pioneros han servido de base para las nuevas investigaciones.


PERO, ¿CÓMO TOMARLA?








El agua de mar tiene una concentración de 36 g de sal (NaCl) por litro, frente a los 9 g por litro que tiene nuestro organismo.

Si tomáramos agua marina directamente, la concentración de sal en nuestro cuerpo aumentaría tanto que los tejidos deberían liberar agua para que la concentración de sales volviera a ser 9 gramos por litro. Esto podría provocarnos diarreas, y en consecuencia, deshidratación.

Por eso lo más conveniente es tomar agua de mar ISOTONIZADA, es decir rebajada con agua dulce. Teniendo en cuenta la proporción de sal que contiene el agua de mar, lo recomendable es no tomar más de un cuarto de litro por día, y en una proporción de 3 partes de agua dulce por 1 de agua de mar.


Históricamente la utilidad terapéutica del agua de mar, vía oral, se ha centrado en tres genéricas líneas de acción:

  • Recargar hidroelectrolíticamente el organismo. Las sales, a través de los mecanismos de presión osmótica y de la regulación renal, aseguran el balance hídrico del organismo con lo que se asegura una adecuada aportación hidroelectrolítica en patologías agudas como deshidratación, diarreas agudas, shocks hipovolémicos, quemaduras y reanimación pre y postoperatoria así como regular patologías crónicas graves con carencias, desmineralización y espasmos.
  • Reequilibrar las funciones a nivel enzimático. Los minerales marinos en forma de plasma marino tienen una biodisponibilidad excepcional y afectan al conjunto de ciclos metabólicos, generales y específicos; por ejemplo, modificando las estructuras, las secreciones hormonales y la producción de anticuerpos. Esto se aplicaría particularmente para las enfermedades graves en las que el tratamiento de terreno mineral se impone como un complemento a menudo inevitable.
  • Regenerar las células. El plasma marino no actúa contra un síntoma concreto sino que contribuye al buen funcionamiento global del metabolismo. Regenera el medio interno favoreciendo de este modo la actividad celular y, con ella, toda la actividad orgánica.



Agua de mar



La caída del cabello en otoño


La caída estacional del cabello es una realidad, y afecta principalmente en los meses de otoño. Pero siempre que ocurre nos preocupamos, pues resulta alarmante.

Los cambios estacionales nos afectan igual que a cualquier otro mamífero, cuando cambia su pelaje en relación a los cambios de luz y temperatura. Pero en los humanos también influyen otros factores, como el estrés, el uso de productos capilares inadecuados, los cambios hormonales, etc.

El cabello que perdemos lo recuperamos en siguientes estaciones. Es decir, la caída de cabello en otoño, por ejemplo, está relacionada con el crecimiento de nuevo cabello en verano. En primavera y otoño se caen unos 800 pelos al día para que en verano e invierno crezca cabello nuevo más acorde con la nueva estación - en invierno los que cayeron en primavera y en verano los que cayeron en otoño.

Si esa pérdida es demasiado acentuada y nos preocupa realmente la salud de nuestro pelo, podemos ayudar a nuestro sistema con aportes vitamínicos que nutran nuestro cabello, y por qué no, de paso nuestra piel y uñas.

La crisis acentúa la caída del cabello debido a la preocupación y el estrés. Las reacciones hormonales que derivan de estas situaciones provocan una mayor concentración de ciertas hormonas, como testosterona e hidrocortisol, que afectan a las raíces capilares.

La piel, el cabello y las uñas están en constante renovación, y para ello, necesitan un aporte continuado de nutrientes, pues se sabe con certeza que el déficit de ciertas sustancias en la dieta ocasiona alteraciones en el crecimiento y en la apariencia.

El tratamiento de las uñas quebradizas y la caída del cabello es a menudo difícil. Las medidas preventivas, junto con la suplementación oral de vitaminas (especialmente de biotina), oligoelementos y aminoácidos, pueden ser claves en la mejora de la resistencia.

Por lo tanto, un buen producto para detener la caída del cabello, que se vea más sano y fuerte, debe incluir combinaciones de los siguientes elementos:



Cisteínaes uno los aminoácidos más importantes para el crecimiento del cabello. Además de asegurar un crecimiento sano del pelo, también ayuda a estimular el crecimiento de cabello nuevo. Además, al ser un poderoso antioxidante, protege el cabello del daño solar. 

Metionina: es un aminoácido esencial para el crecimiento del cabello. Es un potente antioxidante y un almacén de azufre, un ingrediente clave para contrarrestar los trastornos de pelo. Por su función lipotrópica  aumenta el flujo sanguíneo en los folículos capilares, promoviendo un mayor crecimiento del cabello.

Lisinauna deficiencia de este aminoácido puede dar como resultado un cabello seco y quebradizo. Además ayuda a fortalecer los folículos pilosos y contribuye a mantener el cabello brillante y saludable.



¿Qué son los oligoelementos?

 

Los oligoelementos son sustancias químicas primordiales para el buen funcionamiento del organismo y que intervienen en el metabolismo.
Se les conoce de esta manera (oligoelementos) debido a que la cantidad requerida de cada uno de ellos es menor a 100 mg.

Estos elementos químicos, en su mayoría metales, son esenciales para el buen funcionamiento de las células.

Las investigaciones realizadas en nutrición sobre los oligoelementos para la salud del cabello, han llegado a la conclusión de que un gran número de anomalías capilares son debido a carencias de algunos oligoelementos para la salud del cabello.

 




PRINCIPALES VITAMINAS PARA EL PELO



Vitamina B12

Permite disfrutar de un pelo fuerte y sano. Además, la carencia de esta vitamina puede acarrear la aparición de canas y la caída de pelo. Para absorberla mejor es preciso aumentar el consumo de hierro y vitamina C. 

Biotina

Se le denomina también como la vitamina del cabello. Ayuda en el crecimiento del pelo y lo refuerza, para evitar roturas. 

Vitamina C

Además de incrementar el sistema inmunológico, también ayuda a frenar la caída del pelo y la sequedad del mismo. Se encuentra en frutas como la mandarina, limón, pomelo, naranja y fresas, además de vegetales como las espinacas, brócoli, coliflor y apio.

Niacina o vitamina B3

Favorece el crecimiento del cabello al mejorar la circulación en el cuero cabelludo. horias.

Vitamina A

Su carencia puede incrementar la sequedad del pelo y contribuir a la producción de sebo, pero lo más importante es que llega a favorecer la caída. 

Vitamina E

Consigue mejorar la circulación del cuero cabelludo. Mejorará considerablemente la calidad del pelo.